La flexibilidad ha sido considerada durante mucho tiempo como una habilidad o cualidad culturalmente arraigada. Solemos ver a las culturas e individuos más relajados como más flexibles, mientras que las sociedades minuciosas y sus miembros suelen considerarse más rígidos y menos dispuestos a adoptar una mentalidad flexible.
La flexibilidad, como parte de las habilidades de inteligencia emocional, es un componente que vale la pena analizar, ya que abre posibilidades y nuevas perspectivas en situaciones que podrían haber sido pasadas por alto.
Aprendemos de los textos de inteligencia emocional que la flexibilidad es un componente del dominio de la gestión del estrés junto con la tolerancia al estrés y el optimismo. Se define como la capacidad de adaptar emociones, pensamientos y comportamientos a circunstancias o ideas desconocidas, impredecibles y dinámicas.
Es una habilidad que nos ayuda a ajustarnos a los cambios que no podemos prever o controlar. Si se usa conscientemente, nos permite adaptarnos a las necesidades de los demás manteniendo nuestro propio respeto. Y abre nuevas posibilidades y formas de pensar. Del mismo modo, si se lleva la flexibilidad a cualquier extremo, demasiado flexible o demasiado inflexible, puede obstaculizar nuestro sano desarrollo emocional.
Evaluando la flexibilidad: El continuo de la flexibilidad
Entonces, ¿qué tan flexible o rígida es nuestra reacción ante una situación? Aquí es donde el continuo de la flexibilidad se vuelve relevante. Como se muestra en la imagen, el continuo representa los dos extremos de la flexibilidad. En un extremo, si reaccionamos y nos comportamos de manera demasiado flexible, terminamos complaciendo a otras personas y ignorando nuestras propias necesidades. En consecuencia, aumenta la frustración interna y nuestro nivel de bienestar emocional experimenta una disminución. El exceso de flexibilidad debe ser manejado adecuadamente por nuestros propios constructos conscientes internos, de lo contrario, terminamos siendo demasiado maleables y adaptables, poniendo en peligro nuestro propio respeto.
El otro extremo, actuar de manera muy inflexible, también tiene sus desventajas. Si bien actuar de manera inflexible significa que vivimos en una rutina familiar y cómoda, este comportamiento resulta frustrante para los demás cuando interactúan con nosotros, especialmente en tiempos de cambio. Al ser demasiado inflexibles, corremos el riesgo de volvernos rígidos y estáticos, perdiendo así oportunidades y nuevas perspectivas para navegar a través de una situación. La flexibilidad es un acto de equilibrio que pone a prueba nuestro propio respeto mientras estamos abiertos a las posibilidades de diferentes maneras de enfrentar las circunstancias de la vida cotidiana.
Un ejercicio simple
Un ejercicio simple puede comenzar a entrenar nuestro «músculo de la flexibilidad». El ejercicio consiste en afirmar una situación de manera excesivamente flexible y luego afirmar la misma situación de manera muy inflexible. Pruébelo con este ejemplo:
Cuando voy al trabajo, tengo que seguir mi rutina para completar mis tareas. De lo contrario, me descarrilo y el día es inútil.
Declaración Inflexible
Me gusta seguir mi rutina en el trabajo. Pero algunas de las cosas en las que estoy trabajando simplemente no se están haciendo. Necesito nuevas herramientas o estrategias. ¿Qué tengo que perder al buscar una dirección diferente?
Declaración Flexible
Siguiendo este ejercicio se creará un nuevo nivel de conciencia, explorando conscientemente la situación moviéndose de derecha a izquierda en el continuo de flexibilidad. Es decir, pasando de una posibilidad establecida por otros en un extremo del espectro, por lo tanto renunciando al auto respeto, hasta llegar al extremo derecho, yendo a un cierre total y mostrando ninguna intención de buscar una alternativa. El ejercicio nos brinda la oportunidad de ver nuestra propia postura en la situación, aquella con la que nos sentimos cómodos.
Conclusión
La flexibilidad es un acto de equilibrio que requiere conciencia y práctica. Para cualquier situación dada, podemos ser conscientes del estado de nuestro «músculo de flexibilidad», ¿estamos siendo demasiado flexibles o demasiado inflexibles? En este estado de conciencia mental, podemos cambiar la perspectiva arrojando luz sobre la situación, investigando conscientemente las posibilidades que puedan surgir de una postura más flexible de acuerdo con nuestras opiniones de la vida. Aprovecha la oportunidad de incorporar una mentalidad flexible en TU vida.
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