En publicaciones anteriores, he estado escribiendo sobre la importancia de gestionar las expectativas tanto en el entorno personal como profesional y sobre la dificultad de manejarlas ya que se basan en creencias de que un cierto resultado o evento ocurrirá.
Como herramienta de ayuda, desarrollé el principio ACE (Actitud, Alcanzabilidad, Comunicación, Consciencia, Compromiso y Efecto) diseñado para mejorar la eficiencia en la gestión de expectativas.
En esta última serie sobre la gestión de expectativas, se examinarán los dos últimos encabezados que conforman el acrónimo ACE: Compromiso y Efecto o Influencia.
Compromiso: ¿Cómo se logra?
Para gestionar expectativas en cualquier tema dado, es importante reconocer no solo el nivel de compromiso que aportamos a la organización, sino también el de nuestros colegas y contrapartes. Aquí hay algunos puntos relevantes para el tema:
El compromiso está estrechamente relacionado con el nivel individual de compromiso personal. Es un atributo intrínseco regulado por cada persona. Los empleados comprometidos tienden a mostrar características de individuos emocionalmente inteligentes ya que muestran empatía y están motivados por sí mismos.
El compromiso se percibe comúnmente como una estrategia de la empresa. Como se explicó anteriormente, los rasgos de compromiso son un atributo interno personal y solo pueden ser estimulados y mejorados por las políticas de la empresa.
Las políticas de compromiso han tenido éxito principalmente en la disminución del volumen de rotación y el aumento del rendimiento, pero se ha demostrado que tienen poco impacto en el aumento de los niveles de compromiso. Los seres humanos no siempre reaccionarán a las políticas de compromiso (principalmente beneficios colaterales) con un comportamiento racional. La razón por la que las personas no actúan de manera comprometida es que las políticas se perciben como una forma sutil de control.
Una empresa ciertamente se beneficiará de un buen equilibrio entre individuos motivados por sí mismos y las políticas de compromiso adecuadas. Ambos elementos tendrán un impacto positivo en la gestión de expectativas.
Efecto o Influencia: ¿Cómo puede ser ejercida?
La influencia tiene una estrecha relación con la gestión de expectativas, ya que es una habilidad de liderazgo necesaria para cumplir objetivos. Requiere buenas habilidades de comunicación y una intención enfocada, para que un individuo ejerza influencia en todos los niveles de la organización.
La influencia solo puede lograrse si la contraparte está dispuesta a «aceptar» sugerencias y orientación. Por lo tanto, para ejercer efecto, es de suma importancia crear un ambiente de escucha activa al mismo tiempo que se brinda una dirección concisa y específica.
Esto concluye la serie de Gestión de Expectativas. Espero haberlos inspirado a usar el principio ACE. ¡Les deseo todo lo mejor en la práctica de la gestión de expectativas!
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