Nuestros procesos de aprendizaje cultural desarrollados en nuestra infancia se basan en prácticas de aprendizaje imitativo, instruido y colaborativo. Estos diferentes modos de aprendizaje se adquieren socialmente participando en actividades colectivas que resultan en la indoctrinación cultural. En consecuencia, la indoctrinación cultural moldea nuestra percepción y discrimina entre lo que se considera apropiado o no en situaciones y contextos culturales específicos.
En tiempos anteriores, las interacciones entre las idiosincrasias culturales ocurrían gradualmente, manteniendo las normas culturales «intactas» por largos períodos de tiempo. La falta de exposición a otros modos de indoctrinación significaba que el statu quo de cualquier situación dada dictado por una norma cultural rara vez era desafiado.
Hoy en día, internet, la comunicación rápida y la realidad virtual nos permiten llegar a todos los rincones del mundo en milisegundos. Los flujos migratorios de la población también han desempeñado un papel importante en la reconfiguración de las normas culturales. Por lo tanto, esto nos da la oportunidad de desafiar las condiciones culturales existentes con más frecuencia.
Una vez que se desafía una norma cultural, los individuos comienzan a reconocer que ciertas formas de operar ya no son sostenibles y que deben ser reconsideradas y reevaluadas para lograr su próximo cambio de desarrollo personal.
En esta etapa, los individuos y grupos finalmente reconocen que la programación cultural debe ser «desaprendida» ya que limita su potencial de crecimiento. El principal problema para desafiar el statu quo de las normas culturales gobernantes es el miedo a desviarse de lo que es socialmente aceptado y estipulado.
Un buen punto de partida para remodelar nuestra programación cultural y liberar nuestro potencial es haciéndonos preguntas difíciles:
- ¿Es la situación personal o profesional actual que estoy experimentando…?
- ¿Coherente y en línea con mis sentimientos y creencias más internos?
- ¿En desconexión entre lo que la sociedad espera que haga y lo que realmente siento y creo que debería hacerse?
- ¿Me estoy honrando a mí mismo primero o estoy cumpliendo con las expectativas de los demás?
Solo cuando nos hemos enfrentado a estas preguntas, podemos descomponer claramente el componente del miedo. Podemos entonces difundir la confusión causada en nuestra mente y emociones por la discrepancia entre nuestras necesidades subyacentes y lo que la indoctrinación cultural ha determinado. Una vez que esto se ha aclarado, creamos el estado mental y emocional para liberar nuestro verdadero potencial.
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